El cajón de sastre o la cronología de mi vida digital en TIC, TAC, TEP… ¿TOC?



 ¿Qué es lo primero que haces cuando te despiertas? ¿Desconectar la alarma y tal vez revisar las notificaciones? Un propósito de año nuevo popular hoy en día es reducir el uso de los teléfonos móviles, tratar de emplear con mayor responsabilidad las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), en especial en lo que respecta a las cada vez más diversas redes sociales.

Según la publicación digital especializada TICbeat, el porcentaje de uso de internet ha aumentado un 1000% desde el año 2000. La “Encuesta sobre equipamiento y uso de tecnologías de información y comunicación en los hogares” elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y publicada en el mes de noviembre de 2018 concluyó que el 69,8% de los niños y adolescentes entre 10 y 15 años tiene móvil propio. Más del 90% cuenta con acceso a internet y un 20% lo utiliza compulsivamente.


Visto de ese modo, ¿es posible prescindir de estas tecnologías cuando parecen casi ineludibles en la actualidad? ¿Son inevitablemente nocivas? ¿La combinación de adolescencia y redes sociales desemboca de forma inexorable en adicción a internet, ludopatía o ambas?

La respuesta es no tiene porqué. Sin embargo, sí es cierto que nuestra responsabilidad como docentes del siglo XXI tiene cada vez más que ver con transmitir valores y contenidos, pero también destrezas y criterio para emplear con sentido común y eficiencia todas las tecnologías y opciones al alcance del nuestro alumnado. Así, este debe ser capaz de trabajar y aprender la materia, además de investigarla, cuestionarla, reformularla , editarla y divulgarla en digital con consistencia, sin peligro ni trampa.

Nuevas tecnologías no tan nuevas. Ya son años de TIC, TAC, TEP
Por estos motivos, abro ahora la caja de herramientas y quito el polvo a la cronología de mi vida digital con el fin de contaros qué TIC, Técnicas de Empoderamiento y Participación (TEP) o Tecnologías del Aprendizaje y del Conocimiento (TAC) han sido mis favoritas, cuándo y por qué.

Recuerdo los primeros y entrañables contactos con aquella cosa llamada internet. Para mí, en el año 2000 y poco internet significaba no poder descolgar el teléfono a no ser que quisieras destrozarte el tímpano con unos sonidos estridentes casi venidos de otra galaxia. No mucho después llegó la primera cuenta de correo electrónico en Hotmail, los chats de Messenger, los grupos Yahoo e incluso las redes sociales. Ay de aquellas cuentas adolescentes en Fotolog, Tuenti, Tumblr y Pinterest

Recuerdos de aquellos maravillosos años.
La licenciatura en Periodismo trajo seriedad, internet es un asunto muy a tener en cuenta para la Academia de Comunicación. Conocí entonces a muchas de las grandes amigas tecnológicas que todavía hoy me facilitan la vida como periodista autónoma. En la carrera me pasé a Gmail para crear mi principal cuenta de correo electrónico. Me reconcilié con los editores de texto, bendito Word nuestro, pues no me gustaban los teclados. Me dejé las pestañas y los dedos tratando de controlar los entresijos de todo el paquete Office, sobre todo de las hojas de cálculo de Excel, alabado sea también, del sistema de gestión de datos Access -cuánto dolor- y tuve PowerPoint que estudiar y que elaborar durante cinco años. No nos faltó el blog de rigor y vinieron muchos más en los años por llegar.

No sabría decir cuál nos quitó más el sueño: ¿QuarkXPress o Photoshop? Invertimos meses en el intento de autoeditar y diseñar nuestra propia revista con el primero, Quark, y sé con certeza que todavía no acabo de controlar el segundo, PS, pero me han salvado en más de una ocasión. También por aquel entonces me instalé en Facebook,. Hoy lo utilizo para leer noticias, contactar fuentes, hacer entrevistas, mantener contactos y no perder los grupos con los alumni de mi anterior máster.

La revista que diseñamos con QuarkXPress.
El editor de audio Audacity se convirtió en el mejor compañero cuando comencé en Radio UMH y el año pasado no me abandonó ni un día a la hora de completar las tareas del Gabinete de Prensa del Ayuntamiento de Alicante. Misma historia con el editor de vídeo Premier, aunque ahora soy más de iMovie cuando edito rápido. Llegó Twitter, imprescindible a la hora de tomar el pulso, de seguir la pista, de trazar unas ideas previas y, aunque no es lo recomendable, de buscar a posibles fuentes.

El máster me abrió las inhóspitas puertas del mundo de la academia y también del marketing digital, porque de algo hay que vivir mientras se estudia. Entonces comencé a seguir el trabajo de escritoras y escritores en Medium por diversión y me familiaricé con Hootsuite y MailChimp por trabajo. Google, a pesar de su cuestionable gestión de datos personales, me conquistó con su buscador, cuestionarios, marcadores, Drive, Sites, Scholar y Calendar. Utilizo constantemente estas herramientas. Me puse las pilas con InDesign, Canvas y LightRoom para retocar y diseñar cartelería que difundir en redes.

De más de un apuro me han sacado los bancos de imágenes con licencia abierta como Creative Commons y Flicker. Asimismo, Dropbox, Google Drive, ICloud y WeTransfer pusieron su granito de arena para que fotografías y videos llegaran antes de que se perdiera comisión de última hora alguna.

Resulta casi obvio mencionar que WhatsApp es el pan de cada día y WhatsApp Web un regalo del cielo. Utilizó Telegram, para lograr informaciones que no siempre se comparten por otras vías, Signal, para evadir al menos teóricamente la pérdida de confidencialidad propia de estas plataformas, Skype, como compañía telefónica algo más económica que el resto si se necesita llamar al extranjero con frecuencia, Zoom, para las llamadas grupales gratuitas, y por supuesto, Instagram y aplicaciones para “repostear” rápido como “Repost”. Y sí, aún firmo peticiones en Change.org y en Avaaz.

Muy cierto.
Me peleé con Mendeley cuando quise gestionar las referencias de mi Trabajo de Final de Máster (TFM), pero al final todo acabó bien. Transcribí cerca de 20 entrevistas gracias al reconocimiento de voz de Google Cloud y aprendí el poco danés que sé desde entonces gracias a DuoLinguoGoogle Translate. No imaginé la bondad de quienes, sin conocerme, compartieron sus investigaciones a través de academia.edu y researchgate.net. En "aquellos momentos TFM”, TuneIn Radio, SpotifyYouTubeVimeo fueron el mejor plan para desconectar. Aún visito a diario los valiosísimos fondos documentales que atesoran las bibliotecas digitales de las universidades de Aarhus, Dinamarca, y Swansea, Gales, Reino Unido. Haber sido estudiante en las mismas granjea, desde cualquier lugar del mundo, acceso a relevantes repositorios de artículos de investigación, a prensa internacional y a revistas académicas de varias áreas de conocimiento procedentes de todo el globo.

Costó, pero valió la pena. Sé como José.


En esta etapa de mi vida el reto es entenderme de una vez con la web de la biblioteca de la UA tan bien como con las bibliotecas digitales que mencioné en el párrafo anterior. Además, por voluntad y con buen ánimo, ahora mismo tiendo puentes con Coursera, Moodle, Classgap, Edmodo, Google Classroom y Aules. No solo como estudiante de máster de nuevo, sino como futura docente de Lengua y Literatura en Secundaria, soy consciente de que el presente pasa sin excepción por estas herramientas de gestión de aprendizaje, que se suman a las que conocí ejerciendo como periodista.

Queda mucho por descubrir a golpe de clic, así que manos a la obra, aprovechemos al máximo estos días de estar en casa. Escribe “golpe de TIC” en comentarios si has llegado hasta aquí J

Nos leemos. 
¡Gracias!

Comentarios

  1. "Golpe de TIC", Neus me gustaría decirte que sin duda, con un uso responsable como el que demostráis vosotras, vuestra generación estáis mucho más preparad@s que otras por la época en que estamos. Enhorabuena, ha sido un placer leerte! 🤗

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  2. ¡Qué alegría leerte, Paqui! Muchas gracias por tus alentadoras palabras. Ganas de aprender y de tener una mejor preparación no faltan, así que en eso estamos =)

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