ESTRENO, ESTRENO, ESTRENO DE NUESTRA PRIMERA PELÍCULA. NO TE LA PUEDES PERDER... YA DISPONIBLE EN LOS MEJORES CINES Y AHORA TAMBIÉN EN ESTE BLOG. ADELANTE
¡BUENAS, PERSONA PRODIGIOSA! HOY ESTÁIS MÁS QUE DE SUERTE, HOY, DOMINGO, OS PROPONEMOS QUE PASÉIS DE PLATAFORMAS DIGITALES Y CANALES DE TELEVISIÓN Y OPTÉIS POR EL MEJOR CINE... ¿QUE NO PODÉIS IR? NO OS PREOCUPÉIS, QUE YA OS LO LLEVAMOS NOSOTRAS A VUESTRAS PROPIAS CASAS. ESTAMOS DE ESTRENO DE NUESTRA PRIMERA GRAN PELÍCULA Y ESTE ES SU CARTEL:
Continuamos
con nuestro trabajo sobre las constelaciones literarias o, mejor expresado, con
nuestra labor de inmersión en la mayor medida posible en el cuento clásico
infantil de Hans Christian Andersen que (ya hemos comentado en alguna que otra
ocasión lo enormemente contentas que estamos con ello), por gran suerte, nos
fue otorgado, El patito feo, y, para ello, procedemos a la parte que, si os
somos completamente sinceras, más esfuerzo nos ha supuesto en todo el mencionado
trabajo.
En efecto, estamos hablando, como no podía ser de otra manera, de la
creación, de la invención de todo un relato inédito y, además, en formato
audiovisual que recogiera al menos cinco de las diversas referencias que, en el
primer apartado de dicho trabajo, logramos recopilar a raíz de este mismo cuento
a lo largo de su historia.
El hecho de deber emplear sí o sí como apoyo algunas
de las referencias señaladas no nos suponía ningún tipo de preocupación; todo
lo contrario, nos sirvió de una enorme ayuda para tranquilizar nuestros nervios,
puesto que, para nuestra sorpresa y pese a lo que considerábamos con
anterioridad a la confección de este trabajo, habíamos logrado localizar
muchísimas (y eso que no son todas las que hemos recopilado en estas páginas;
eso sería, sin duda alguna, inabarcable).
No obstante, por mucho que intentábamos
tranquilizarnos unas compañeras del grupo a otras, no podíamos evitar sentir un
cierto temor por enfrentarnos al denominado relato multimodal de El patito feo.
Es más, como seguramente cualquier persona en el mundo ha podido comprobar, la
situación actual que nos ha tocado vivir que, entre otras muchas cosas, nos
impide poder vernos y hablar en persona, compartir ideas de manera mucho más
cercana y tener más que comodidad (ahora es cuando nos damos cuenta de ello) a
la hora de elaborar un trabajo en grupo no ha remado a nuestro favor, las cosas
como son.
Por esta misma razón, múltiples preguntas como por dónde empezar, qué
referencias escoger y cuáles no, cuál es el mejor método para narrar el relato
(¿utilizar nuestras propias voces, escribir el argumento y que los espectadores
y las espectadoras lo lean directamente o combinar ambas formas?), desearíamos
una versión alegre o más melancólica del cuento, qué podríamos hacer para
intentar que nuestro vídeo guste a la audiencia y resulte un tanto (si no
original, sí, al menos) diferente, cómo lo acabaríamos, qué imágenes nos
servirían como soporte visual y un larguísimo etcétera nos invadieron.
Eso sí,
suponemos que estas sensaciones e incertidumbres iniciales serán compartidas
por los restantes compañeros y compañeras de clase y que es lo «normal» cuando somos
nosotros y nosotras mismas quienes, en el fondo, más nos exigimos al desear realizar
el trabajo de la mejor manera posible, ¿no?
No sabíamos cómo consolarnos, pero,
al final, después de darle muchísimas vueltas en la cabeza y conversar sobre
ello largo y tendido a través de WhatsApp, audios, videollamadas y llamadas de
las de toda la vida (como tendemos a manifestar coloquialmente), llegamos a la
conclusión de que, de este modo, no lograríamos alcanzar ningún destino, por lo
que determinamos que lo mejor que podríamos hacer era dejar volar (y jamás mejor usado dicho verbo, por el protagonista de nuestro cuento,
claro) nuestra imaginación e incluso sacar el mejor de los provechos de las
aficiones y habilidades de nuestras propias compañeras de grupo.
Precisamente en
esto consiste, en nuestra opinión, buena parte del trabajo en grupo: cuando
conoces que unas determinadas personas se sienten más cómodas en un terreno que en otro, les permitimos que den rienda suelta a sus mentes y las demás nos nutrimos de ellas, aprendemos las unas de las otras y nos ayudamos.
Fue así como, paulatinamente,
comenzamos a ver la luz al final del túnel con respecto a esta parte del
trabajo.
No obstante, las incertidumbres y la preocupación no llegaron a
desaparecer del todo, ya que no paramos de ver
errores en la creación y edición de nuestro relato. Es evidente que no somos unas profesionales ni muchísimo, pero que muchísimo menos tampoco en este ámbito, pero
lo hemos realizado de la mejor manera que hemos sabido y podido.
Y, ¿cuál es el
resultado del ya «famoso» vídeo? Pues bien, horas, horas y más horas de pensar,
de encuentros virtuales entre las componentes del grupo, de estar frente al
ordenador, de pelearnos con el editor de vídeos que empleamos (sin
hacer ni tocar ninguna tecla, de repente, el editor borró todo el texto que
habíamos incluido, por lo que tocó volver a empezar en ese sentido y, cuando al
fin creíamos que íbamos a exportar el vídeo, el audio que durante otras cuantas
horas habíamos estado seleccionando y ubicando en el lugar exacto también se había alterado, por lo que tocó volver a volver a empezar).
Quizás
por el tiempo y la dedicación que hemos puesto todo el grupo en el vídeo es por
lo que nosotras, las blogueras prodigiosas, nos encontramos orgullosas del
mismo. Lo vemos y no podemos estar más contentas: sonreímos e incluso
aguantamos alguna lagrimita que se va asomando en nuestros ojos.
¿Recordáis que,
en la primera parte, el primer apartado, la primera publicación que llevamos a
cabo de este trabajo, el correspondiente a las constelaciones bibliométrica y
universal de El patito feo, también preparamos dos vídeos y os advertimos de
que ese solo era el principio, el preestreno de algo mucho más grande y esperemos
que también mucho mejor?
Ha llegado el momento.
A continuación, os mostramos el
vídeo que recoge todo nuestro relato multimodal, nuestra versión personalizada
e inédita de El patito feo.
¿Qué nos decís?
¿Os apetece embarcaros en nuestro
propio y particular patito feo?
Adelante y juzgad el resultado por vosotros y
vosotras mismas. De todo corazón, solo deseamos que os guste y, al menos, os
resulte ameno.
Si verdaderamente deseáis verlo, os recomendamos que, por un instante,
os olvidéis de la existencia de Netflix, Amazon Prime Video, HBO o cualquier
otra plataforma digital y únicamente os dejéis llevar, si es posible, con unas
buenas palomitas y un buen sofá, por la magia de nuestra primera (especie de) película:
Bueno, y eso ha sido todo nuestro relato multimodal.
Todo un corto de veintidós
minutos que os estaremos eternamente agradecidas si habéis logrado verlo al
completo y hasta el infinito y más allá os estaremos igualmente de agradecidas
si todavía no hemos acabado con vuestra paciencia y deseáis acompañarnos, esta
vez, al breve comentario de cómo ha sido creado el referido vídeo.
Para ello,
nadie mejor que las propias encargadas del montaje para que nos expliquen cómo ha sido
el proceso con las siguientes palabras que citamos:
Las Blogueras Prodigiosas (Khadija, Mariluz, Judit, Patrizia y Neus): El montaje de la película ha sido,
sin duda alguna, toda una experiencia que nos llevamos para el resto de nuestras vida.
Jamás antes ninguna de nosotras se había atrevido a editar un vídeo de tal extensión, la verdad…
Nos hemos servido del mismo programa que emplea nuestra compañera Judit. Gracias a esta película, hemos aprendido y nos hemos introducido en esto de intentar editar y creernos unas Steven
Spielberg jajajajaja (sí, claro, ya quisiera nosotras).
La idea de cómo iba a ser el
relato ya estaba concebida después de alguna que otra videollamada en la que
pusimos en común todas las posibilidades que se nos habían ocurrido a todas las
componentes del grupo.
Un aspecto muy positivo ha sido que todas nosotras hemos
coincidido en el deseo de llevar a cabo algo distinto, por lo que nos vino a la
mente la posibilidad de salir nosotras mismas en el vídeo a modo de simple
presentación, introducción de nuestra versión del cuento. Crearíamos un breve guion,
cuyas frases nos dividiríamos entre las cinco que somos.
Ahora bien, tras una
breve conversación, vimos que tres de ellas preferían la opción de grabarse en
audio en lugar de en vídeo.
Y, ¿cuál era el problema? Absolutamente… ¡Ninguno!
Y, ¿por qué? Pues, porque, a raíz de ahí, de ese pequeño giro de los
acontecimientos, todo el vídeo salió rodado poco a poco.
Aprovechando que tanto
a mi compañera Neus como a mí misma no nos importaba grabarnos en vídeo y tratando
de encontrar una buena justificación para que las restantes intervinieran en
audio, se nos ocurrió inventarnos todo un programa en directo y en abierto
desde YouTube que se llamaría «no sé que en casa» (por supuesto, debido a la
situación que estamos atravesando).
Y, después de tal pensamiento, ¿cómo no nos
iba a venir a la cabeza el programa emitido en Telecinco y su mítica melodía,
el llamado La tienda en casa? Neus sería la presentadora, Patrizia, Mariluz y
Khadija unas espectadoras fieles del programa y Judit la colaboradora que daría
paso a sus notas de audio. Era solo cuestión de ponerse a preparar el guion… Y,
más adelante, por supuesto, ¡luces, cámara y acción!
En ese programa
trataríamos de investigar cuál es el verdadero cuento de El patito feo (¿el que
nos narró Andersen o el que nadie antes se ha atrevido a contar?). Teníamos que
investigar y adentrarnos en la verdadera historia de El patito feo que, cómo
no, sería nuestro relato. Y, claro, si hablamos de investigar, toda nuestra lluvia
de ideas nos condujo hacia al conocido programa de la televisión que incluso contiene
el mismo término en su título y a su inconfundible narradora, Equipo de
investigación y Glòria Serra, respectivamente. Encontrar las imágenes
exactas que cuadraran con nuestras intenciones no fue tarea sencilla: confesamos que nos tuvimos que volver a ver varios programas hasta que conseguimos dar con ellas.
Más
tarde, puestas a contar la verdadera historia del patito feo como personaje,
¿quiénes éramos nosotras para relatar algo que se supone que no conocemos? ¿Por
qué no contar con el propio testimonio de la protagonista, de la auténtica
patito feo?
Pensado y hecho: nuestra patito feo no solo nos contaría SU verdad,
sino que, además, sería fan de nuestro programa, por lo que, después de ver imágenes
de todos los patitos habidos y por haber, determinamos quedarnos con el monísimo
patito que aparece en la serie infantil de Pocoyó.
Una vez que teníamos a la
patito feo en vivo y en directo, si hablaba, no iba a hablar como nosotras mismas, es decir, como Khadija, Mariluz, Judit, Patrizia y Neus… No sería tan verosímil
(dentro de lo que cabe, por supuesto).
Fue por ese mismo motivo por lo que nos embarcamos en una búsqueda insufrible de programas del ordenador que permitieran que una de nosotras cambiara su voz a la de un pato. SPOILER: no lo conseguimos, pero sí que encontramos una para
el móvil, así que Judit fue grabándose a sí misma toda la narración del relato que habíamos redactado,
convirtiendo su voz en la de un pato, guardándose los audios y pasándolos al
ordenador y el editor del vídeo.
Solo había un pequeño inconveniente. Y es que
la voz de ese pato no se entendía del todo bien, por lo que pensamos que lo mejor
sería añadir subtítulos de cada uno de los audios que habíamos grabado.
Nuestra
patito feo no tuvo un nacimiento común, puesto que, en lugar de hacerlo en la
más íntima soledad, lo hizo acompañada de la atenta mirada de muchos otros
curiosos patos que se burlaron de ella e incluso de un escritor que, escondido
entre los árboles (al igual que La Bruja espía a Las tres mellizas en la
versión de El patito feo), no se perdió detalle del momento para, un año más
tarde, en conmemoración del nacimiento de esa patito feo, publicar SU historia.
Para ilustrar esta escena, nada mejor que la película de animación más reciente
sobre el cuento: El patito feo y yo.
Una vez teníamos ya toda esta parte del vídeo
editada, nos dimos cuenta de que podría resultar mucho más agradable o entretenido
ver el vídeo si conseguíamos imágenes que pudieran ilustrar más o menos la
verdadera historia de la patito feo.
Sin embargo, el cuento de Andersen, pese a
ser falso en su desenlace, tuvo un aspecto más que positivo. Y es que nuestra
patito feo, sin ser consciente, se había hecho famosa y el público infantil la
adoraba. A ver, ¿quién no ha jugado alguna vez a darle gusanitos en el parque a
los patitos? Solo teníamos que encontrar un vídeo que lo reflejara…
Después, una
de nuestras series de la infancia, H2O, que se encuentra disponible en Netflix
y reconocemos que una de nosotras se está volviendo a ver ahora más de diez años después de su
emisión, nos sirvió como hilo para conseguir que nuestra patito feo se
convirtiera en la isla de Mako y bajo los efectos de la magia de la luna llena,
no en una sirena o, peor, en un hombre lobo, sino en una persona.
Si pensamos
en personas que hayan reflejado el papel del patito feo en la televisión, muchos
recordaréis la increíble serie de Telecinco llamada Yo soy Bea, que era la
adaptación de la telenovela colombiana de gran éxito denominada Betty, la fea.
En cambio, no queríamos que la patito hecha persona empezara su vida en la
adultez, por lo que, para reflejar su adolescencia, nos servimos, como tampoco
podía ser de otra manera, de Patito Feo: la historia más linda, la telenovela
infantil, en este caso, argentina emitida en Disney Channel. ¿Quién no ha sufrido
con Patito las veces que Antonella la llamaba «pato provinciano», «fea», etc.?
De mayor, ya teníamos que utilizar imágenes de la propia Bea, por lo que
pusimos como excusa que se había teñido el pelo y que, harta de sufrir las groserías,
esta vez, de Diego de la Vega, quería tener un cambio en su vida.
Y, para cambios,
tenemos el programa de televisión conocido con el nombre precisamente de Cámbiame.
Sabía que, si buscaba bien, encontraría alguna referencia al patito feo y,
además, la chica a la que la estilista le decía que parecía un patito feo ligeramente podía pasar como Bea.
Sin
embargo, a diferencia de la realidad, nuestra Bea no aceptaría el cambio y,
después de recordar la increíble y legendaria canción de Alba y Carolina
llamada «¡Qué calor!» y cantada en Eurojunior 2004 (historia de España, porque de
ahí salió María Isabel), vería cómo su vida pasaría a ser mucho mejor.
Nuestra
patito feo no se convertiría en cisne porque, en nuestra opinión, no le hacía
falta para brillar. Ahora ayudaría a la gente, hasta convertirse de nuevo en
patito, contando su experiencia y, para reflejarlo, nada mejor que el capítulo
120 de Yo soy Bea, uno de los mejores, puesto que don Álvaro Aguilar acude en
busca de Bea, que está ayudando a unos niños y niñas a pasar unas navidades más
felices, para regalarle un reloj.
Y colorín colorado este cuento se ha acabad…
¡Un momento! ¡Espera! ¿Ese iba a ser nuestro final? ¿En serio?
Nos parecíamos al
pobre de Pelayo que, en el inicio del vídeo no entendía el cuento, porque el
final no estaba bien configurado (por cierto, esta escena se corresponde con la
serie titulada El pueblo, que se halla a nuestra disposición en Amazon Prime
Video).
Por esa misma razón, nos acordamos del GRAN final de todas las series
habidas y por haber en el país: Los Serrano. ¿Y si todo nuestro vídeo, nuestro
relato multimodal solo fuera un sueño de Diego y, en realidad, Neus y yo solo nos
encontráramos en los segundos previos para empezar el programa? Así lo pensamos y
así lo editamos.
Y,
bueno, ahora os toca a vosotros y vosotras comentarnos qué os ha parecido nuestro vídeo si lo
habéis podido ver. Esperamos que os haya gustado, aunque sea una mínima parte
de lo que nos ha gustado a nosotras, las blogueras prodigiosas, crearlo y
estrenarlo.
MILLONES
DE GRACIAS por todo,
Un
saludo,
Khadija
Amal Sabbab, Mariluz Hoyos Morant, Judit Martínez Climent, Patrizia Palla y
Neus Pastor Pastor.
LEGEN...
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...DARIO