(Suspiro).
Qué complicado comenzar. Pienso en Twitter. Creo que, sin tener en cuenta los retuits y las interacciones, no he llegado todavía a publicar los 50 mensajes, hastag #INVTICUA20 mediante, que granjean el ansiado puntito extra en la evaluación final. Porque cómo me cuesta expresarme en las redes sociales con “contenido propio”, sin retuitear ni reflexionar sobre lo que alguien más ha producido. Igual con el blog. Sigue siendo complicado publicar sin estar bajo una cabecera u otra, escribir por escribir. Luego, cuando empiezas, encuentras el tono, el estilo y las ganas… te enganchas con el tema y ya no hay quien te pare el tecleo.
(Díselo a Florinda Matto de Turner).
Parecía que no, pero sí. ¡Ojalá la hubiera descubierto antes! Quisiera haber sabido de tantas autoras, con portal y sin portal en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Cuánto camino por recorrer y qué sensación incómoda la del desconocimiento. Espero nos sirva para que nos pique ese no saber cuando demos clase, que nos moleste de forma que nuestro alumnado sí conozca, antes, con más tiempo y detalle, aquello que ignorábamos.
Parecía que no, pero sí. ¡Ojalá la hubiera descubierto antes! Quisiera haber sabido de tantas autoras, con portal y sin portal en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Cuánto camino por recorrer y qué sensación incómoda la del desconocimiento. Espero nos sirva para que nos pique ese no saber cuando demos clase, que nos moleste de forma que nuestro alumnado sí conozca, antes, con más tiempo y detalle, aquello que ignorábamos.
(Con honestidad, qué poca confianza le tenía yo a Blogger).
Y mira, aquí estamos, tan a gusto y con tantas posibilidades. Tampoco sentí en un inicio mucha fe por los personajes de fantasía en Twitter. Me pareció pura disputa, pero luego no me faltaron patas para lanzarme a un frío lago danés, tarde, pero de cabeza. Patólicamente.
Y mira, aquí estamos, tan a gusto y con tantas posibilidades. Tampoco sentí en un inicio mucha fe por los personajes de fantasía en Twitter. Me pareció pura disputa, pero luego no me faltaron patas para lanzarme a un frío lago danés, tarde, pero de cabeza. Patólicamente.
(Ha sido todo un viaje esto de encontrarse de nuevo en el espejo de la identidad virtual).
Especialmente si te redescubres a ti misma online mientras se comparte y se sigue en clase de algún modo. Ha resultado muy interesante ser parte de las interacciones, de este experimento, en el que se ha confirmado cuán distintas son las personalidades del grupo, pero cómo de bien se han ido integrando poco a poco. Qué historias curiosas se han narrado.
Especialmente si te redescubres a ti misma online mientras se comparte y se sigue en clase de algún modo. Ha resultado muy interesante ser parte de las interacciones, de este experimento, en el que se ha confirmado cuán distintas son las personalidades del grupo, pero cómo de bien se han ido integrando poco a poco. Qué historias curiosas se han narrado.
(Hasta las constelaciones literarias y más allá).
Parecía al principio que nos hablaban en un idioma desconocido. Después nos dimos cuenta de que esa urdimbre es la vida misma. Nos pasamos el tiempo uniendo estrellas, generando conexiones, produciendo cultura. La nuestra, intransferible, que se puede consensuar con otras y poner bonito en mapas, vídeos y relatos, que nos quedaron, por cierto, de cuento. Para mí lo mejor de todo fue el poder escucharos leerlos en voz alta.
Parecía al principio que nos hablaban en un idioma desconocido. Después nos dimos cuenta de que esa urdimbre es la vida misma. Nos pasamos el tiempo uniendo estrellas, generando conexiones, produciendo cultura. La nuestra, intransferible, que se puede consensuar con otras y poner bonito en mapas, vídeos y relatos, que nos quedaron, por cierto, de cuento. Para mí lo mejor de todo fue el poder escucharos leerlos en voz alta.
(Hemos abierto una ventana, la de las TIC, las TAC, las webquest, los MOOC y los REA).
Que nos queda por practicar para aplicarlas con eficacia y sentido común en nuestro día a día como docentes, seguro. Que si todo sigue así, lo que de verdad nos va a faltar no serán ganas ni formación sino recursos, desde equipos informáticos hasta enchufes, totalmente. Ya que, creo que han sido las ganas de trabajar de discientes, familias y docentes, las que han rescatado las clases durante la COVID-19. Siempre me lo he preguntado, ahora más, claro… ¿por qué estudiábamos innovación y uso de las TIC en un aula en la que hay sólo dos conexiones disponibles para los portátiles del alumnado? ¿Por qué se siguen construyendo facultades nuevas en universidades sin tener en cuenta las necesidades contemporáneas?
Que nos queda por practicar para aplicarlas con eficacia y sentido común en nuestro día a día como docentes, seguro. Que si todo sigue así, lo que de verdad nos va a faltar no serán ganas ni formación sino recursos, desde equipos informáticos hasta enchufes, totalmente. Ya que, creo que han sido las ganas de trabajar de discientes, familias y docentes, las que han rescatado las clases durante la COVID-19. Siempre me lo he preguntado, ahora más, claro… ¿por qué estudiábamos innovación y uso de las TIC en un aula en la que hay sólo dos conexiones disponibles para los portátiles del alumnado? ¿Por qué se siguen construyendo facultades nuevas en universidades sin tener en cuenta las necesidades contemporáneas?
- ¿Qué hemos aprendido?
- Que la conexión es vital.
La eléctrica y la personal. Si en una clase al uso es imprescindible y, muchas veces, complejo, crear un vínculo auténtico con el grupo, este lazo es todavía más esquivo cuando la situación se presenta poco tan halagüeña como ha sido el caso y fuerza a pasar de poder abrazarnos, mirarnos a los ojos y escucharnos de viva voz unas horas cada semana, a probar micros y cámaras. Ha resultado obvio que la docencia telemática, con todas sus posibilidades y ventajas ciertas, requiere -al menos todavía- poner más de cada parte para aprovechar las sesiones, centrar la atención y mantener la chispa. Tal vez solo sea falta de costumbre, de medios... o quizá porque será cierto que “estar” de cuerpo presente también es pedagogía.
- Que la conexión es vital.
La eléctrica y la personal. Si en una clase al uso es imprescindible y, muchas veces, complejo, crear un vínculo auténtico con el grupo, este lazo es todavía más esquivo cuando la situación se presenta poco tan halagüeña como ha sido el caso y fuerza a pasar de poder abrazarnos, mirarnos a los ojos y escucharnos de viva voz unas horas cada semana, a probar micros y cámaras. Ha resultado obvio que la docencia telemática, con todas sus posibilidades y ventajas ciertas, requiere -al menos todavía- poner más de cada parte para aprovechar las sesiones, centrar la atención y mantener la chispa. Tal vez solo sea falta de costumbre, de medios... o quizá porque será cierto que “estar” de cuerpo presente también es pedagogía.
*Hoy no hay canción, pero hay corto. De regalo.
Entrevista de la Cadena SER sobre el corto A dos metros de distancia, que la actriz María Díaz Megías y el actor Alfonso Rodríguez Naranjo han rodado durante la cuarentena.
¡Gracias por todo!
Nos leemos.
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