SOBRE CÓMO UNOS POCOS MESES PUEDEN CAMBIARNOS LA VIDA AL COMPLETO. DEL CASO DE MIKI NÚÑEZ AL DEL MUNDO ENTERO A TRAVÉS DE UNA PROPUESTA DIDÁCTICA

    
    ¡BUENAS, PERSONA PRODIGIOSA! COMO VIENE A SER YA COSTUMBRE EN MÍ, TE PREGUNTO: ¿ESTÁS PREPARADO O PREPARADA PARA ACOMPAÑARME EN ESTA NUEVA ENTRADA DE HOY? ¿ESTÁS SEGURO O SEGURA DE TU DECISIÓN? PUES, ADELANTE 😏...
    
    WARNING:

    Las líneas que estás a punto de leer solo están disponibles para aquellas personas que dispongan de tiempo (y paciencia), y, lo más importante, que sean MUY fanes tanto del formato de Operación Triunfo como más concretamente de uno de sus ex concursantes, Miki Núñez Pozo. Solo ellas podrán llegar a comprender todo lo que he escrito a lo largo de estos días.

Si he tenido la enorme suerte de conseguir convencerte y animarte lo suficiente como para emprender la lectura de esta entrada, permíteme una pequeña recomendación: acomódate lo máximo posible y coge incluso unas palomitas, puesto que lo que viene a continuación es nada más ni nada menos que el trabajo que he determinado confeccionar y dedicar a Miki y su música para la asignatura del Máster en Profesorado que estoy cursando ahora mismo y a la que va destinada este blog al completo.

Desde bien pequeña, he jugado a ser profesora de Lengua y Literatura Castellana; ahora ese juego es un sueño cada día más cercano. Gracias a este Máster y especialmente a este trabajo, he podido comprobar una vez más que es cierto aquello que dicen de que, cuando te dedicas a lo que verdaderamente te gusta, el trabajo es menos trabajo. Sin ir más lejos, baste como ejemplo el presente trabajo: en él, tanto mis compañeros y compañeras de clase como yo misma teníamos que seleccionar una canción que nos anime en este confinamiento para convertirlo en un recurso didáctico para el aula de secundaria. Como no podía ser de otra manera, mi intento de propuesta didáctica tenía que tener como protagonista los TEMAZOS de Miki, cuya madre casualmente es profesora de Lengua y Literatura Castellana, por lo que no lo dudé ni un segundo.

Sin embargo, mis sentimientos hacia su música me han conducido a sentir la necesidad de redactar también la historia de cómo y por qué me convertí en su auténtica FAN. Así que, si, al igual que yo, te gusta muchísimo Miki y sientes, aunque sea una muy mínima, curiosidad por saber cómo su música podría dar lugar a mil y una actividades para realizarlas en un instituto, te invito a que tomes asiento, respires y leas atentamente este trabajo donde abro mi corazón absolutamente.



¿Alguna vez a lo largo de tu vida has oído hablar de aquello que llaman «el fenómeno OT»?

    
    Lo cierto es que no me extrañaría en absoluto que tu respuesta fuera un sí rotundo… Y es que la prensa no duda ni un solo instante en intentar justificar la revolución que cada edición de este programa de televisión emitido en La 1 genera tanto en redes sociales como fuera de ellas con dicho concepto.

Vamos, que, para los y las periodistas de este país, la única razón por la que Operación Triunfo consigue cada año convertirse en el formato más seguido y más comentado, consigue alcanzar un enorme éxito y, en definitiva, consigue que millones de personas sientan verdadera admiración por cada uno y una de sus concursantes es que el mismo es todo un fenómeno musical de masas.


    Por este motivo, con una gran frecuencia, nos encontramos con titulares como los siguientes: «Las razones por las que OT es el mayor fenómeno musical y de entretenimiento» (de Paula M. Gonzálvez para El HuffPost, 2018), «Cómo Aitana ha sobrevivido al fenómeno OT para convertirse en una gran estrella» (de Verónica Lechuga para La Información, 2019), «Operación Triunfo cumple la mayoría edad: el fenómeno musical que lo cambió todo» (de Gtresonline para Hola.com, 2019) o, el más reciente y cercano geográficamente para mí, «El fenómeno OT llega a Valencia» (de ElPeriodic.com, 2020), entre muchos otros.

Parece, entonces, más que evidente que este programa de televisión tiene algo en su formato, una esencia que lo hace completamente diferente al resto de programas o concursos musicales que conocemos, este programa es enormemente especial, este programa va mucho más allá y, nunca mejor expresado, cruza la pasarela para traspasar las pantallas de nuestras casas y ser parte de nuestras vidas.




    Sin embargo, sigo preguntando...

¿Qué es exactamente «el fenómeno OT»?

¿Qué definición concreta, como si de la Real Academia Española nos tratáramos, podríamos darle a este concepto?

    Pues bien, he de reconocer que yo no tengo ni la más mínima idea de qué es ni de cuál es su receta para lograr que tantas personas lo amen con todas sus fuerzas, pero lo que sí sé, sin duda alguna, es que yo he sentido en primera persona este fenómeno.

    
    Es más, me atrevería a afirmar que, si bien no todos y todas, una gran mayoría de las personas que vivimos en este país lo hemos experimentado alguna vez con una determinada edición, hemos sido seducidas por los encantos de este programa: algunas vibraron con la mítica y siempre recordada primera edición en 2001 con Rosa López, Chenoa, David Bustamante, Gisela, David Bisbal, etc.; otras lo hicieron con la segunda edición en 2002 con Manuel Carrasco, Hugo Salazar, Ainhoa, Beth y su grandísimo éxito Dime («qué es lo que puedo hacer, cómo te puedo tener en mi vida»), etc.; otras tantas se enamoraron de la cuarta edición en 2005 con Edurne, Soraya Arnelas, Sergio Rivero, Fran Dieli, etc.; y otras muchas pudieron descubrir qué se llega a sentir por este programa con la novena edición en 2018 con Amaia Romero, Aitana Ocaña, Alfred García, Mimi Doblas (Lola Índigo), Cepeda, etc.

Mi edición, es decir, la edición que por vez primera más me hizo sentir, más me llegó al corazón y más consiguió que me convirtiera en toda una fan de póster y colección de las inmejorables photocards de Panini (solo los y las muy seguidoras sabrán a qué me refiero) fue la sexta en 2008.


    Sí, la edición que nos permitió conocer a grandes cantantes como Pablo López, Virginia Maestro (o también Labuat), Anabel Dueñas o Tania Gómez (una de las concursantes de las que más se habló y se habla en la actualidad). 

En cambio, yo no sé si es que me cogió justo en la edad de tú ya sabes qué animal (doce años), si simplemente fue una casualidad o si todo fue culpa del destino, pero me enamoré platónica y perdidamente del concursante llamado Manu Castellano.

    
    Por primera vez en mi vida, me hallé a mí misma siguiendo todas las últimas noticias de la Academia (por aquel entonces no existía el canal 24 horas de YouTube), esperando a que llegara el momento de que emitieran el resumen del día de los y las concursantes, llamando y enviando SMS a más no poder para salvar a Manu de la nominación (no lo conseguí y se quedó a un pasito de llegar a la final, en la cuarta posición), pidiendo a mis padres que me llevaran a los conciertos y firmas de discos (conseguí convencerlos para que me acompañaran al concierto en Valencia y a la firma de discos en Murcia)…

En definitiva, fue una auténtica locura...

De hecho, me es imposible no compartir esta actuación del concursante en la Gala 8, ya que fue una de mis favoritas. A ver, pongámonos en situación: imagíname, a mis doce años (bueno, y ahora), súper ilusionada, cantando y viviendo al máximo este momentazo. Por supuesto, envié un SMS con la palabra BEAT al 5725 (faltaría más y, si te quedas hasta el final del vídeo, comprenderás por qué):

    
    Los años fueron pasando, al igual que también fueron pasando las siguientes ediciones de OT y, aunque yo no me perdí ninguna, puesto que me apasiona todo aquello que tenga que ver con la música, ninguna consiguió despertar en mí los mismos sentimientos que esas dieciséis personas que hicieron que necesitara todo (disco, revistas, fotos, camisetas, etc.) lo que tuviera que ver con ellas. 

    
    Después del necesario descanso que el programa se tomó durante seis años, por fin regresó a nuestras pantallas con el mismo espíritu y la misma esencia que, más de quince años atrás, consiguió dejarnos con la boca abierta.

¿Quién no cantó ese año Lo Malo de Aitana y Ana War?

¿Quién no gritó «Cepeda se queda» como lema para salvarlo de todas sus nominaciones?

¿Quién no se rio con Roi y su sapoconcho?

¿Quién no pidió la repesca de Raoul?

¿Quién no ha bailado el Ya no quiero ná’?

    Y, sobre todo...

¿Quién no recuerda los momentazos de Amaia, como el de sus mechas californianas y su imperdible reacción?

  «Pero, ¿qué rollo surfero? Si yo soy de Pamplona»; te juro que transcribo sus palabras y puedo incluso escuchar su voz pronunciándolas en mi mente; fue de lo mejor.

    
    Yo, como no podía ser de otra manera, me vi y disfruté la edición al completo y, por supuesto, me encantó, PERO… Nada semejante ni comparable a lo que viví en aquel 2008.

No me enamoré de ningún ni ninguna concursante; no me compré ningún disco, ninguna revista, ninguna foto ni ninguna camiseta; no fui a ningún concierto ni firma de discos; y, en resumen, no fui fan...


Lo sé: todo un delito para mucha gente, pero aquí estoy escribiendo todo tal y como me sucedió.



    Así que, creyendo que ya era completamente inmune a las garras y redes del ya famoso «fenómeno OT», ahí estaba yo la noche del miércoles 30 de mayo de 2018, tumbándome en el sofá, encendiendo la televisión, accediendo a YouTube y teniendo la grandísima idea de seguir la recomendación de la página web y reproducir el vídeo de todo el primer casting de la que sería la nueva edición del programa.


    Fíjate ya mi nivel de seguidora por dónde va; que, lejos de conformarme con seguir el concurso cuando los y las participantes entran en la Academia, me veo hasta el primer casting para descubrir toda la gente que desea tener la gran suerte de vivir esa experiencia y convertirse en concursante. 

Nada especial: empecé a ver el casting que comenzó en Barcelona y lo cierto es que todo iba bien hasta…

¿Cómo decirlo?

¿Hasta que el vídeo llegó al minuto 1: 10?

    Sí, así fue. 
Solo tardé un minuto, (repito) UN MINUTO, en ver a aquel chico con el pelo rizado, el jersey gris, los pantalones negros y las zapatillas blancas que, en el centro del plano de la cámara, caminaba en cámara lenta. Vale, parecía que, a pesar de los muchísimos y más nervios que me imagino que sufriría en ese momento, tenía ganas de sacar una sonrisa a sus compañeros y compañeras de cola…

Aunque, espera, ese chico no tendría que esperar en la inmensa e inacabable cola del casting, puesto que había conseguido hacerse con uno de los pocos pases directo que el programa había concedido a las mejores covers de Twitter.

    
    Precisamente él fue el primero de todo el primer vídeo de la nueva edición en enfrentarse a cantar delante de la directora de la Academia, esto es, delante de Noemí Galera. 

Dicen que a la tercera va la vencida y, en el caso de ese chico, no fue para menos. Cantó dos temas previos, pero fue al ritmo de la conocida canción de James Brown, I Feel Good, cuando menos de veinte segundos bastaron para que la gente comenzara a aplaudir en señal de que Noemí se había levantado para pegarle la ansiada pegatina que le permitiría pasar a la próxima fase. Aquí está la prueba de todo lo que he escrito. Es un vídeo en el que yo misma he seleccionado y recopilado todas las imágenes que he podido encontrar de ese inolvidable primer casting:


¡Qué fuerte!

    
Ese chico ya había captado toda mi atención, ya me iba a obligar a seguir todas y cada una de las pruebas del casting.

Y es que ese chico del que únicamente sabía que era el número 1200 tenía que llegar sí o sí a la fase final y ser seleccionado sí o sí para concursar.

¿A cuántas personas más vería y escucharía cantar a lo largo de los meses de verano en los castings? 

    A muchísimas, de verdad, pero 
nadie llegó a generar el mismo impacto en mi persona que aquel 1200.

Todo era demasiado increíble y, además, era la primera vez que me ocurría algo así: convertirme en fan de una persona que ni siquiera todavía había concursado y, por tanto, a la que todavía ni había podido conocer en mayor profundidad. Como ves, no estoy muy bien yo…

¿Cómo era posible?

¿Por qué me estaba pasando eso?
    
    Madre mía, yo sabía que no debía hacerme fan de ese chico (básicamente porque me conozco; porque sé que, una vez que empiezo, ya lo soy para toda la vida), pero no lo pude evitar.


    Por consiguiente, cuando un buen día de septiembre, pongo La 1 y me encuentro con (¡oh! ¡Sorpresa, sorpresa! Pero si, en este canal, no hay publicidad…) el anuncio de los rostros de los y las dieciocho aspirantes que llegan a la Gala 0 de OT 2018 para entrar en la Academia y convertirse en concursantes y me veo, entre ellos, el del número 1200, a mí casi me da algo…

Al fin pude conocer su nombre…

Él era Miki...

    Oh My God, si quieres hacerte una idea de cuál fue mi enorme alegría, sorpresa, orgullo y emoción al encontrarme con la cara de Miki, reproduce y recuerda el anuncio que te dejo a continuación e imagíname en tu mente a mí en mi casa saltando y gritando algo así como «¡Aaaaahhhhh!» a partir del segundo en el que lo vi a él:

    
    Así que, con toda esta premisa...

¿Cómo no iba a estar yo el miércoles 19 de septiembre a las 22: 00h (bueno, en realidad, media hora antes; no fuera a ser que se me hiciera tarde) pegada a la televisión con La 1 puesta?

    Esa noche fue el gran estreno de la nueva edición de OT; esa noche pude disfrutar al fin de la Gala 0, esa con la que tanto soñaba, esa que tanto deseaba que llegara desde hacía más de tres meses. Y, aunque la espera se hizo larguísima (incluida esa misma noche), valió muchísimo la pena...

Sobre las 23: 30h aproximadamente, llegó el momento tan ansiado: el presentador, Roberto Leal, se sentó en el sofá junto con cinco aspirantes, cuyos nombres de izquierda a derecha son Alfonso de la Cruz, Noelia Franco, Dave Zulueta, Sabela Ramil y… Sí, amigo o amiga, se hizo la luz.

¡Miki Núñez! 

¡Aleluya!

    
    Ahí estaba y pude escuchar su voz: directo desde Terrassa, ciudad donde casualmente se encuentran la Academia y el plató de OTllegaba Miki que casualmente tiene mi misma edad y que se definió como un «pihippie».

Cantó Prefiero de un grupo de música llamado Antílopez y, como no podía ser de otro modo, ENTRÓ en la Academia, se convirtió en concursante oficial. Aquí te dejo un nuevo vídeo en el que podrás disfrutar de la primera actuación de Miki en el escenario de OT:



    Los y las cuatro aspirantes que lo acompañaron en ese sofá también consiguieron entrar junto con otras once personas, pero lo que Miki no sabía es que, a pesar de que todos ellos y ellas me encantaban, a quien yo «prefería» era él.
    
    
    Puede que él estuviera cumpliendo su sueño de vivir la experiencia de estar tres meses aislado en una Academia aprendiendo cada día a mejorar como músico y cantante, pero, al mismo tiempo, él también estaba cumpliendo mi sueño de poder disfrutar viéndole recorrer todo ese camino durante las veinticuatro horas del día.

Además, si tenemos en cuenta que el Máster en Estudios Literarios que cursé el año pasado comenzaba el 15 de octubre, se puede decir que estuve literalmente un mes pegada a YouTube viendo OT (en varias ocasiones, me creía que estaba viviendo con esas dieciséis personas).

    
    Y, aunque el estar expuesto durante tantísimo tiempo ante una cámara, puede llevarte a que la gente vea un lado de ti que no comparte, en el caso de Miki, para mí, fue todo lo contrario...

Aparte de cantar bien y transmitir una alegría increíble en todas las canciones que interpretaba, él en sí mismo era una persona súper divertida, no paraba de jugar con sus compañeros y compañeras, y no se estaba quieto ni un solo segundo. Ahora, para demostrarlo, voy a comentar brevemente tres instantes de su paso por la Academia que han quedado en el recuerdo de todos y todas las espectadoras y voy a incluir un vídeo editado por mí misma de cada uno de ellos.


Igual es él quien propone jugar al denominado «juego del tapón» consiguiendo que se popularice en todo el país, que la gente comience a jugar incluso fuera de la Academia, que igual luego es él también quien pierde frente a Roberto Leal en pleno prime time, en la Gala 3 (se quedó con la boca abierta):


    Igual te habla en ruso:


   
    O igual es la única persona que, junto a Natalia Lacunza, ha descubierto que la famosa canción de Shallow, de Lady Gaga y Bradley Cooper, tiene una vaca:


    El caso es que, a medida que el concurso fue avanzando, a mí me gustaba cada vez más este chico.

Por lo tanto, puedo decir que era, soy y seré su seguidora hasta el infinito y más allá.

Es una sensación muy extraña, pero cada vez que le iba bien en una Gala yo me alegraba como si lo conociera de toda la vida o fuera mi amigo o un miembro de mi familia. Muy fuerte...

    
    Es más, yo lo apoyaba en todo lo que podía, por lo que me descargué la aplicación del programa para poder votarlo como favorito y, sobre todo, para poder salvarlo de la última nominación. Lamentablemente, mis votos no fueron suficientes, no lo conseguí y se quedó a un pasito de llegar a la final, en la sexta posición (ahora son cinco las personas que llegan a la final del concurso).

Por supuesto, sentía la necesidad de comprar todo lo que tuviera que ver con OT y Miki y, claro, les pedí a mis padres que me dejaran ir a los conciertos y firmas de discos (por ejemplo, conseguí convencerlos para que me acompañaran a la firma de discos en Murcia).

En definitiva, fue una auténtica locura...

Espera, esto yo lo he escrito antes ya.

    
    Vaya, era oficial: estaba viviendo de nuevo «el fenómeno OT» justo diez años después.

Sin embargo, ahora mis sentimientos eran incluso mayores. Mi felicidad en los segundos en los que me firmó el disco fue inmensa, ya que pude abrazarlo y declararme cual enamorada de su música (y, bueno, de él también).

Allí pude comprobar que, como venían advirtiendo conocidos y familiares, me estaba haciendo demasiado mayor para que me gustara OT. ¿Tú te crees? Los y las concursantes ya eran de mi edad e incluso más jóvenes, y todas las personas que había a mi alrededor en la cola de la firma de discos eran también menores que yo (vamos, chicos y chicas que iban al instituto). Pero...

¿Sabes qué?

    Que, aunque, en un principio, no me gustaba que me dijeran que parecía una niña por seguir el programa, ahora no me importa ni lo más mínimo, porque 
yo soy feliz así. Además...

¿Acaso existe una edad concreta para hacer lo que te gusta?

    
    Y así fue como me quité la venda de los ojos y, por supuesto, colgué mi foto con Miki en la pared de mi habitación.

Y, hablando de venda que cayó, Miki nos representó en Eurovisión el pasado año y yo lo viví súper intensamente.

    
    Ahora me vienen a la mente las tardes de invierno en casa de mis abuelos, con mi tío pidiéndome que le diga una canción para tocarla con la guitarra, yo sugiriéndole la canción de Eurovisión, La Venda, y toda la familia cantándola. Volvería a ese momento sin dudarlo ni un solo segundo.

Así que...


¿Por qué me gusta tanto Miki?

Pues, como habrás podido comprobar, no lo sé decir en una sola frase, pero creo que esa felicidad plena que su música consigue en mí sin ser en absoluto él consciente de ello; ese deseo por apoyarle para que avance en su trayectoria musical; el hecho de ponerme delante del ordenador a teclear toda esta introducción interminable a mi trabajo (porque, ojo, lo mejor de todo es que estas líneas no dejan de formar parte de un trabajo para el Máster en Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas que estoy cursando en la actualidad en la Universidad de Alicante); y, vamos, el que no haya podido evitar comenzar mi trabajo sin redactar un resumen de mi historia con el programa y Miki, el cual nadie me ha pedido y, en realidad, me está quitando tiempo para realizar otros múltiples trabajos que debo entregar, es, en definitiva y para mí, la mejor descripción de lo que supone sentir «el fenómeno OT».

    

    Por todo ello y más, en el momento en el que mi profesor de la asignatura denominada Investigación, Innovación y Uso de las TIC en la Enseñanza de Lengua y Literatura, Juan Miguel Beneito Pérez, nos propuso como trabajo de la misma escoger una canción que a cada uno y una de nosotras nos parezca motivadora y nos ayude a evadirnos de esta triste situación de confinamiento que nos ha tocado vivir a causa de la pandemia y, a partir de la misma, diseñar una actividad o propuesta didáctica para un curso de secundaria obligatoria, no tuve duda alguna de que mi trabajo versaría sí o sí sobre un tema de Miki Núñez Pozo.

En ese preciso instante, no tenía ni la más mínima idea de que acabaría escribiendo mi historia como seguidora de Miki a modo de introducción, ni muchísimo menos sabía qué canción en concreto sería la elegida ni si me permitiría vincularla estrechamente a estos duros meses que estamos atravesando, pero, como diría Samantha de OT 2020, no pasaba nada, porque, en ese caso, ya le sacaría yo al tema un séptimo sentido para conducirlo hacia mi trabajo. Vamos, faltaría más…

    
    Y así fue como unos días después de esa clase virtual cogí mi disco de Miki y comencé a escucharlo por no sé cuánta vez ya.

No obstante, en esta ocasión, no tenía razón por sentirme culpable: lo estaba escuchando para poder confeccionar mi trabajo.

Un montón de recuerdos llegaron a mi mente incluso antes de darle al play a mi cadena de música. Solo el simple hecho de abrir el CD me trasladó al momento en el que mis padres me lo regalaron. Fue el 14 de septiembre del pasado año, justo un día después de su lanzamiento (porque sí, porque a Miki le dan igual las supersticiones y estrena su primer disco un viernes 13 y punto) y mi cara, a pesar de que ya se estaba acabando el verano y eso significaba el regreso a la Universidad esta vez con el Máster en Profesorado, reflejaba alegría a raudales y no solo por poder escuchar el que era su sueño hecho realidad, el primer álbum de Miki en solitario y las canciones inéditas que él mismo había compuesto, sino también por descubrir qué fotografía me habría tocado (cada disco venía acompañada por una de las dieciséis mil imágenes únicas e irrepetibles que se había tomado el cantante jajajajaja).

    
    El caso es que, después de casi un año de tener el disco, por vez primera y por culpa del presente trabajo, me hallé a mí misma tirada en la cama con los ojos cerrados reprimiendo como nunca antes mis ganas de bailar (ardua tarea con las canciones de Miki; de hecho, reto a cualquiera a que lo intente y compruebe por sí mismo o misma; de verdad, créeme, no es nada sencillo) y prestando la máxima atención posible a cada palabra y cada verso cantado por Miki.

Llevé los trece temas que componen su álbum a análisis y…

Me quedé completamente sin palabras…

    
    No te puedes ni imaginar lo muchísimo y lo tan gratamente que me sorprendió el descubrir que, si lo deseáramos, podríamos trasladar sin ningún inconveniente todas y cada una de sus canciones a un aula de secundaria.

No sé cómo explicarlo, pero 
es como si, con esa escucha detenida y analizada del disco, me hubiera percatado más que nunca de la importancia de la música; de las distintas y múltiples interpretaciones que pueden hacerse de una canción que aparentemente te parece bailable y crees que sirve para sacarte una sonrisa y montar una fiesta en tu propia habitación; del sinfín de posibilidades que te ofrece la música para evadirte, para despertarte y, en definitiva, para aprender; de que la música es un arte nada sencillo de practicar.


    Todo esto fue lo que me provocó el disco de Miki, el cual yo no dudaría en llevar a un aula de secundaria por distintas y diversas razones.

Creo que ya ha quedado claro que el cantante a mí me fascina, pero es que, a raíz de mi periodo en prácticas en un instituto, me he dado cuenta de que, para poder transmitir interés, curiosidad y, lo más importante, pasión por algo al alumnado de secundaria, en primer lugar, ese interés, esa curiosidad y, lo más importante, esa pasión la debes sentir tú misma. De lo contrario, no conseguiremos nada.

Además, el ser una seguidora tan intensa y el no asumir mucho mi edad me lleva a compartir con el alumnado gustos y aficiones: jamás olvidaré el momento en el que, para explicar a Buero Vallejo en segundo de bachillerato, puse un ejemplo de OT, puesto que, de repente, conseguí la atención de toda la clase, incluido la típica persona que siempre está con el móvil por debajo del pupitre.

Muy fuerte…

    
    Y es que no, no soy la única aficionada a OT y más concretamente a Miki.

Para muestra, un botón: los vídeos en YouTube de Miki superan los tres millones de visualizaciones en YouTube, el número de seguidores en sus redes sociales no para de aumentar cada día, sus conciertos colgaban el cartel de «No quedan entradas» antes de que llegara el coronavirus, sus firmas de discos se llenaban de seguidores y seguidoras que solo querían poder darle dos besos y su álbum ha sido disco de oro hasta en dos ocasiones.

    
    Por ende, podríamos decir que es bastante probable que, si sacamos el nombre de Miki, en una clase, por ejemplo, de 3º ESO, los y las estudiantes lo reconozcan inmediatamente. De este modo, la primera prueba como profesora de Lengua y Literatura Castellana consistente en captar la atención de la clase estaría más que superada.


LLEGAN LAS ACTIVIDADES QUE HE CREADO CON CANCIONES DE MIKI:


    Podríamos pasar, después de todo lo comentado, a preguntar al alumnado si conoce el disco de Miki y a explicarle por qué lo sacamos a colación en una sesión de Castellano.

Pues bien, como él mismo explica en una de sus entrevistas concedida a Jordi Cruz en el programa Afterwork de Cadena 100, su álbum es una especie de canto al plurilingüismo y así lo manifiesta en el propio título del disco, porque…

¿Cuál es su nombre?

Nada más ni nada menos que Amuza, término que significa «diversión», justo la palabra que mejor describe el lugar hacia el que te conducen los temas de Miki, en esperanto.

    
    Y yo me pregunto...

¿Qué mejor manera que esta para poder introducir o aproximar, aunque sea muy brevemente, al alumnado al conocimiento de una lengua tan singular como es el esperanto?

   Así podrían saber de su existencia (porque no tiende a ser muy comentada en el aula) e incluso conocer que se trata de la lengua planificada internacional más expandida y hablada en el mundo. 

Igualmente, a raíz del título y de intentar entrever el porqué de la relevancia y el toque especial que da al disco seleccionar un vocablo en una lengua distinta a la española (algunas de las posibles cuestiones que, como profesora, se me ocurrirían plantear en el aula son las próximas: ¿por qué parece que nos gusta mucho más que el disco se llame Amuza en lugar de simplemente Diversión? Recordemos que, según el propio cantante, en español, no suena tan bien. ¿Qué sucede? ¿Qué sensación ha conseguido Miki transmitir al público con este cambio de idioma?

A continuación, me detendría un instante en la propia portada del álbum y les proyectaría esta breve explicación sobre el hilo rojo que aparece en la misma, explicación que ofrece Miki en la entrevista mencionada anteriormente.

    
    Esto nos podría conducir perfectamente a abrir todo un debate filosófico y eterno en el aula que a mí me parecería muy interesante no solo porque sean los propios y las propias alumnas las que tomen la voz y el protagonismo absoluto en el aula, sino también porque les permitiría reflexionar sobre si verdaderamente consideran que su futuro está escrito, sobre si creen que pueden luchar por cambiarlo y tomar ellos y ellas mismas las riendas de su vida…

En el caso de que una gran mayoría del alumnado coincidiera en la creencia de que nuestro destino está marcado desde el propio momento en el que nacemos, podríamos dirigir nuestra mirada hacia otras cuestiones del tipo: entonces, ¿el coronavirus estaba escrito? ¿Pensáis que pudo haber alguien o algo (un libro, una serie, una película, etc.) que previera e incluso advirtiera de esta terrible situación? ¿Quién o qué exactamente?

Y, si el destino es así de «caprichoso», ¿creéis que podríamos haber hecho algo para evitar el primer contagio? ¿El qué? Una vez que se conocía que lamentablemente estaba creciendo el número de víctimas por esta enfermedad, ¿cómo consideráis que deberíamos haber actuado? ¿Tendríamos que haber empezado el confinamiento con anterioridad o eso habría supuesto anticiparse demasiado?

    
    Lo mejor de este debate que debe surgir en clase de forma natural y en el que el alumnado debe sentirse lo más cómodo posible para intervenir es que no existen respuestas correctas e incorrectas, por lo que nadie tiene por qué sentirse cohibido o cohibida a la hora de participar.

Lo único que pretendemos es saber reflexionar y argumentar nuestra propia opinión sobre todo lo que está sucediendo; deseamos mejorar la expresión oral del alumnado, pero sin que el mismo sea plenamente consciente (yo lo prefiero así antes que fijar una exposición oral en la que los nervios de todos y todas están a flor de piel).




    No obstante, la parte más trascendente para mí de esta actividad surgida a partir de la portada del disco de Miki Núñez es que les haría concebir y crear su propio hilo rojo para que, a modo de árbol genealógico, crearan su portada personal del disco.

    
    Explicado en otras palabras, los y las estudiantes se fotografiarían como Miki, pero le darían el toque personal que cada uno de ellos y ellas considerara, cambiando todos los aspectos que deseen y aportando un breve texto escrito en el que deberán saber explicar el porqué del diseño de su foto y, sobre todo, qué personas forman parte de su hilo rojo, es decir, con qué personas se han sentido, se sienten y se sentirán siempre conectadas, ligadas a pesar de la distancia, las circunstancias personales que puedan llegar o el paso del tiempo.

En este punto, aparte de favorecer la expresión escrita de los y las jóvenes con un tema tan personal y aparentemente sencillo para ellos y ellas como es su propia familia y su grupo de amigos y amigas, deberemos saber demostrar la relevancia, el poder que poseen las palabras a la clase, ya que tendrán que explicar sus sentimientos hacia esas personas lo mejor posible para que sus textos sean comprendidos a la perfección.

    
    Posteriormente, cada una de esas imágenes/ portadas creadas por cada estudiante serían guardadas en el ordenador del o la profesora (más adelante, explicaré por qué esto resultará completamente necesario).

    
    Sin abandonar esta temática centrada en destacar el lado más personal, cercano y humano de los y las alumnas de 3º ESO, yo iría a reproducirles algunas de las canciones de Miki con la única intención de hacerles ver cómo la lengua está más presente en su álbum de lo que, a simple vista, podemos creer.

De esta manera, les pondría en primera instancia La última palabra, canción que ya, en su propio título, emplea, valga la redundancia, la palabra «palabra».

Ahora bien, antes de escucharla, querría saber nuevamente su opinión: ¿qué es para ellos y ellas la última palabra? ¿A qué contexto creen que se puede referir la canción? ¿En qué momentos la gente parece querer siempre tener la última palabra? ¿A ellos y ellas también les ocurre esto?

    
    Tras estas breves cuestiones iniciales, pondría al fin la canción y fijaría el interés en las próximas dos estrofas:

«Se han exiliado las ideas
que parecían tan verdaderas.
Con opiniones por banderas,
nadie se fía ni de su letra.  

[…]

Y lanzas tu titular queriéndome convencer
de que tú tienes lo que hay que tener.
Y te rebotas al ver que no pensamos igual,
es el espejo en que te tienes que mirar.
Tener la última palabra
no te va a dar la razón».

    Esta es la canción al completo:


    Y es que, aunque Miki no compuso en absoluto esta canción pensando en la situación actual en la que nos hallamos (en realidad, parece que habla más bien de dos personas que no acaban entendiéndose del todo), en mi opinión, considero que se puede extrapolar su significado sin problema alguno a lo que está ocurriendo durante estos últimos meses.

A partir de ambas estrofas, podríamos, por ejemplo, debatir si hemos tenido diferentes opiniones en torno al confinamiento con las personas con las que nos hemos podido comunicar, aunque sea a través de WhatsApp.

También, los titulares han cobrado mayor presencia que nunca y han estado en el punto de mira de muchas personas: ¿verdaderamente los titulares en estos meses han pretendido informarnos o convencernos de su pensamiento? Creo que vale la pena una reflexión alrededor de estas cuestiones para percatarnos de lo importante que es saber escuchar a los y las demás, comprender que cada uno y una tiene su punto de vista y que no siempre existe una única razón absoluta. 

    
    Sin embargo, esta no sería la actividad principal que propondría ni muchísimo menos.

Mi interés se dirigiría al completo e inmediatamente a la única canción de todo el disco de Miki que podemos calificar como balada.

    
    Me estoy refiriendo, por supuesto, a su más que conocida canción, en cuyo título nos encontramos con otro término más que relacionado con la asignatura de Lengua y Literatura Castellana y que por sí solo ya nos conduce a la acción central que pretendemos lograr con el alumnado: Escriurem.

Sí, soy consciente de que la versión original de este tema es en lengua catalana y de que incluso a mí misma me gusta muchísimo más, pero Miki también incluyó en su disco la canción adaptada al español.

Y no solo eso: pese a que el cantante no se lo podría haber imaginado jamás (de hecho, es la última canción en la lista del álbum), las más de dos millones de visualizaciones de solo el audio del tema ha hecho que se anime a grabar una nueva adaptación del mismo, esta vez en euskera y con la colaboración de la cantante vasca Izaro.

    
    Por lo tanto, podemos afirmar que esta canción es un claro grito, homenaje y defensa de las distintas lenguas que hallamos en nuestro país.

¿En qué mejor lugar que en una clase de Lengua y Literatura para dar visibilidad al plurilingüismo y aproximar al alumnado hacia idiomas que desconocen?

    Por esa misma razón, a pesar de que la clase es de castellano, en primer lugar, les facilitaría la letra y les dejaría escuchar a los y las estudiantes la versión original en catalán y, seguidamente, procedería de la misma manera con la versión en español titulada Y escribir. Así podríamos compararlas e incluso reparar en la importancia con la que cuentan las traducciones.

¿Cuántas veces nos hemos encontrado con títulos de series, películas o libros que, traducidos, cambian por completo? 

¿En cuántas ocasiones, el doblaje o los subtítulos en español son totalmente diferentes al que podemos escuchar y a los que podemos leer, respectivamente, en versión original?

    
    Pues bien, con la versión española de Escriurem, la situación es un tanto parecida.

A continuación, pongo a tu disposición, en primera instancia, el videoclip oficial en el que aparece el propio Miki acompañado de su banda y de la letra en catalán y, con posterioridad, transcribo la letra en la versión española con su correspondiente audio para que puedas juzgar por ti mismo o misma.

Escriurem:


Y escribir:


«Me despierto aquí a tu lado,
el día ha comenzado,
respiras lentamente.
Te levantas y no sabes que este abrazo inocente
se nos quedará en la mente.
Son las cosas del azar no se pueden explicar,
pero quiero estar presente,
vivir conscientemente. Sin dudarlo,
si me esperas, cantaré.

Y escribir que nada fue tan fácil.
Cantaremos nuestra vida en un papel.
Aún hay días que te quiero regalar
las sonrisas que grabaron nuestro ayer.
Y escribir que nada fue tan fácil.
Cantaremos nuestra vida en un papel.
Nos dormiremos contando las estrellas
y recordando a los que se fueron ayer.

Y ahora que todo ha acabado,
no estás aquí a mi lado,
te noto diferente.
Y guardo en un cajón esas notas sin razón
que a escondidas me cantabas,
con tu voz me acariciabas.
Sin dudar, si me esperas, cantaré. 

Y escribir que nada fue tan fácil.
Cantaremos nuestra vida en un papel.
Aún hay días que te quiero regalar
las sonrisas que grabaron nuestro ayer.
Y escribir que nada fue tan fácil.
Cantaremos nuestra vida en un papel.
Nos dormiremos contando las estrellas
y recordando a los que se fueron ayer 

Y escribir que sí que fue muy fácil.
Te estoy cantando nuestra historia en un papel.
Partiré recordando aquellos días
y tu manera de cuidarme olvidaré.
Y escribir que nada fue tan fácil.
Cantaremos nuestra vida en un papel.
Aún hay días que te quiero regalar
las sonrisas que grabaron nuestro ayer.

Y escribir que nada fue tan fácil.
Cantaremos nuestra vida en un papel.
Nos dormiremos contando las estrellas
y recordando a los que se fueron ayer.
Y escribir que nada fue tan fácil.
Cantaremos nuestra vida en un papel.
Aún hay días que te quiero regalar
las sonrisas que grabaron nuestro ayer.
Y escribir que nada fue tan fácil.
Cantaremos nuestra vida en un papel.
Nos dormiremos contando las estrellas
y tu manera de cuidarme olvidaré».

    
    Las diferencias son evidentes, pero quizás la que más llama mi atención es la que se produce en el estribillo, la parte que antes nos aprendemos de una canción.

Mientras que, en catalán, Miki nos está asegurando que la situación que vivió NO fue del todo sencilla, en español, nos está explicando justo todo lo contrario, que «nada» en la vida «fue tan fácil» como dicha situación, lo cual hace que el contraste que se produce en catalán con respecto a toda la canción en el primer verso de la tercera estrofa antes del final de la misma («Escriurem que sí que va a ser fàcil») pierda todo su sentido en español, puesto que ya lo lleva afirmando desde el principio del tema.

    
    En mi opinión, considero que este «pequeño» detalle nos podría llevar a un nuevo debate muy interesante sobre la auténtica función de las traducciones y el porqué de estas modificaciones, puesto que es un fenómeno que, como comentaba antes, se produce con bastante asiduidad.

Y, tras estas cuestiones puramente lingüísticas, al fin retomaría mi parte preferida de toda la propuesta didáctica, es decir, la de incentivar ese lado más personal, cercano y humano de los y las adolescentes, puesto que nos iríamos a la interpretación de la letra de la canción.

Su historia es la mar de curiosa…

¿No te lo crees? 

Pues, ya verás… 
    
    Miki compuso esta canción por y para exclusivamente las quince personas que lo acompañaron en la mayor aventura de su vida, concursar en OT 2018 durante tres meses.

La letra de la canción habla de su experiencia personal; de los sentimientos que nacieron en la Academia y que por siempre llevará en su corazón; de cómo todo el mundo piensa que es cumplir un sueño, pero a veces no era del todo fácil (¿o sí?) estar aislado durante tanto tiempo en ese lugar sin saber ninguna noticia del exterior y sin saber nada de los tuyos; de cómo, después de convivir las veinticuatro horas del día durante meses con las mismas personas, esas personas se convierten en tu vida, en tu familia, en tu casa; y de cómo de triste era tener que despedir a un compañero o compañera cada semana al ser expulsado o expulsada en la Gala.

Su encierro en esa Academia con dichas personas maravillosas cambió su vida por completo, por lo que nadie mejor que él mismo, con la naturalidad que lo caracteriza, para que se lo explique a los y las actuales concursantes de OT 2020.

ATENCIÓN:



    Este vídeo no tiene desperdicio alguno, merece una visualización como mínimo y, por eso mismo, se lo reproduciría también al alumnado. Miki, un año después de ser él quien vivía allí, acude de visita como cantante a la Academia, cuenta la historia de su canción en primera persona, la interpreta delante de Noemí Galera y la emoción de todos y todas habla por sí sola.



    No obstante, dicha canción, nacida de la experiencia y «el fenómeno OT» dedicada a únicamente quince personas, se ha convertido en un himno en este país para muchísimas y muchísimas más personas.

Y es que podemos decir que, con esto del confinamiento, ahora cabe la posibilidad de que todos y todas lleguemos a imaginar un poco qué sienten los y las concursantes en su confinamiento voluntario en el programa.

Ahora todo un mundo se encuentra encerrado en sus respectivos hogares, sin poder tener contacto humano con las personas que más queremos y necesitamos en nuestras vidas, y, lo peor de todo, por culpa de una enfermedad que se ha llevado consigo muchas almas de las que no nos hemos podido despedir como merecen.

Por consiguiente, es increíble cómo el significado de la letra puede encajar absolutamente con la situación actual y cómo puede llevarnos a las lágrimas más sinceras.

    
    Tanto es así que el propio Miki no ha dudado ni un solo segundo en grabar junto con compañeros y compañeras, y amigos y amigas de la industria musical una nueva versión de su canción, en esta ocasión dedicada por y para la lucha contra el coronavirus.

Dicha versión es la siguiente:

    
    Es por todo ello por lo que, sin duda alguna, haría caso omiso al título de la canción y en mi actividad principal plantearía al alumnado que, como dice la letra en versión catalana, escribieran un texto (puede o no adquirir formato de carta o simplemente ser una redacción; elegirían los propios alumnos y alumnas) en el que comentaran su experiencia personal en el confinamiento (qué es lo que más han echado de menos, de quiénes se han acordado durante las últimas semanas, qué han aprendido, etc.).

Para completar la actividad, deberían reparar en todo aquello que les ha resultado más complejo de sobrellevar estos días, incluida la pérdida de tantos y tantas pacientes.

De esta manera, haríamos honor a la canción y, en cada texto, los y las jóvenes «cantarían su vida en confinamiento en un papel recordando la sonrisa de todas esas víctimas que lamentablemente ya no están con nosotros y nosotras».





    Y, con las emociones a flor de piel, sin poder lo más probable contener las lágrimas, les intentaría levantar un poco el ánimo (aunque sea muy, pero que muy difícil) y les recordaría lo importante que es aprovechar y celebrar cada momento que tenemos la oportunidad de vivir con nuestros seres queridos (el tópico latino del carpe diem) con la canción de Miki titulada precisamente Celébrate.

    
    Como explicaba unas líneas más arriba, al escuchar de nuevo todas las canciones de Miki se me han ocurrido muchos más pequeños ejercicios que podrían trabajarse tanto en 3º como en 4º ESO a partir de sus temas.

En efecto, una de las canciones que tendría presente a la hora de introducir al alumnado en el mundo de los tópicos literarios sería, por supuesto, la titulada Nadie se salva. He aquí su letra:
 

«Nadie se salva, nadie se salva.

Mira, yo no quiero alarmarte,
no quiero llorarme,
pero pasará.
Mira, si en el fondo lo sabes,
forma parte del viaje.
¿Pa' qué aguantar?

Hay una prisión dentro de ti
y no la quieres ver.
Tú quieres creer
que eres la ley
y no lo ves.

Puede que mañana te pueda llegar,
puede que mañana te pueda llegar,
puede que mañana te pueda llegar,
¡hey!
Nadie se salva,
nadie se salva.

Mira, que ya no quiero
ser esclavo de mis propios pensamientos.
Quiero correr y que nada me detenga.
Quiero ser libre, la gente es mi bandera.
Mira, que ya no quiero
esconderme cuando llegue el invierno.
Solo si cantamos, levanta las manos.
Seremos juntos los que un día callaron.

Va directa a ti y puede ser la última vez.
No, no hay reloj.
El tiempo es hoy.
Cuídate bien.

Puede que mañana te pueda llegar,
puede que mañana te pueda llegar,
puede que mañana te pueda llegar,
¡hey!
Nadie se salva,
¡huah!
Nadie se salva.

Hoy no será, no, no.
Hoy no será, no, no.
Hoy no será.
Nadie se salva, pero hoy no será.

Hoy te quedas hasta el final, no.
Hoy te quedas hasta el final, no.
Aquí nadie se salva, no.
Nadie se salva». 
    
    Como podemos observar, en esta canción, Miki nos habla de uno de los tópicos más destacados, esto es, nos recuerda que la muerte está verdaderamente a la puerta de la esquina y que, por mucho que lo evitemos, al final nadie se salva y a todos y todas nos acaba alcanzando.

Me atrevería a afirmar que todo el mundo coincide en que este tópico es uno de los más tristes de la historia de la literatura...

Por esa misma razón, agradecería enormemente que, en este caso, el alumnado desconociera por completo la canción. Así, intentaría jugar con él invitándole a ofrecer su opinión sobre cómo será la melodía del tema con preguntas tales como qué sentimiento te produce tal tópico, qué otras manifestaciones (poemas, novelas, series, películas, otras canciones, etc.) conoces que traten este tópico y desde qué enfoque lo hacen, y esperando a que su respuesta sea «triste, una balada o algo por el estilo para llorar».

Seguidamente, la reproduciría y no quitaría mi mirada de sus rostros para contemplar su sorpresa.

    
    Y es que Miki, a diferencia de muchísimos otros temas que existen sobre el tópico, le da un giro de noventa grados y le ofrece un tono absolutamente desenfadado que te conduce a no querer parar de bailar e incluso a la alegría. Escuchémosla:

    
    Así, a través de un debate oral, los y las adolescentes podrían reparar en cómo la melodía de una canción cualquiera influye a la interpretación de su letra y viceversa.

Para invitar todavía más a la reflexión, me resultaría necesario reproducirles la conocida escena de la película que pude ver nuevamente anteayer, Tú la letra, yo la música (2007) dirigida por Marc Lawrence y protagonizada por parte de Drew Barrymore y Hugh Grant, entre otros. En dicha escena, ambos afirman lo siguiente...

ATENCIÓN nuevamente:

    
    En mi opinión, merece una visita y una reflexión en torno a sus declaraciones; te juro que, cuando la vi anteayer, después de haberla visto tantas veces, sentí que sus declaraciones esclarecen la manera de concebir el arte de la música y, por supuesto, mención aparte requiere esa referencia a lo que la calle te aporta a la hora de escribir y encontrar la inspiración y la motivación del día (muy relevante sería para mí conocer la opinión de los y las alumnas al respecto y más después de haber vivido un confinamiento).



    Y, como joya de esta propuesta didáctica diseñada a raíz de las canciones de Miki, no podía olvidarme del tema que ha estrenado hace escasos cuatro días. Su título es Me vale y, en ella, el cantante nos habla de cómo una persona que te hace feliz es capaz de convertir en momentos hermosos todo aquello que, antes, creías que odiabas y te sacaba de quicio.

    
    Ahora bien, lo que más me interesaría de esta canción es su videoclip, ya que, debido al confinamiento, Miki se ha visto obligado a aprender de la noche a la mañana a dirigir, filmar y montar su propio videoclip (así lo demuestra la fantasía de créditos finales del propio vídeo).

A lo largo de la canción, Miki nos enseña cómo es su día a día en casa y qué es lo que más le gusta hacer, por lo que lo vemos practicando deporte, cantando, tocando la guitarra, bailando, y…

¡Oh!

¡Sorpresa, sorpresa!

    También, lo vemos leyendo:

    
    Invitaría a los y las alumnas, como colofón de todas estas actividades que se me han ocurrido, a que se grabaran a sí mismos con la canción de fondo enseñándonos su propio día a día en una especie de videoclip en el que, al igual que el propio Miki, podrían pedir ayuda a sus padres o hermanos y hermanas para que salieran con ellos y ellas. Sería la mejor manera de entretenerse durante estos días y de tener un recuerdo de los mismos, así como de conocer a los compañeros y compañeros un poco mejor.

Una vez que se pudiera regresar al aula, con el permiso de todos ellos y ellas, reproduciría cada videoclip utilizando como portada del mismo las imágenes que, al comienzo de esta entrada, he explicado que confeccionarían y yo guardaría en el ordenador.

De este modo, descubriríamos lo más importante...

¿Incluyen los y las adolescentes la lectura como uno de sus pasatiempos favoritos?

    
    Y, bueno, hasta aquí llega mi trabajo sobre Miki, su música y mi pequeño/ largo recorrido como seguidora suya. Lo cierto es que dudo que alguien pueda dedicar parte de su tiempo a leerme, pero, si tú sí que lo has hecho y, por tanto, has llegado hasta aquí, déjame decirte que eres el o la mejor, que no te imaginas la enorme ilusión que me hace, que te mereces un GRACIAS así de grande y que solo espero que su lectura te haya resultado un tanto amena y un poco interesante. Yo no he podido disfrutar más con su elaboración (escribir sobre Miki... ¿Qué más se puede pedir? Nada), de verdad. Sé que habré cometido mil y un errores que podría mejorar, pero, si te soy completamente sincera, a mí me encantaría poder llevar a la práctica esta propuesta didáctica en un futuro si tuviera la gran suerte de ejercer como profesora. Y, por supuesto, si fuera yo la alumna y mi profesor o profesora me planteara dichas actividades, también me encantaría poder realizarlas. ¿Y a ti? Déjamelo en los comentarios si así lo deseas (será un placer leerte esta vez yo a ti).

    MILLONES DE GRACIAS por todo,
    Ojalá si Miki supiera de la existencia de este trabajo le gustara,
    Un saludo,
    Judit Martínez Climent.

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