ATENCIÓN: SOLO LEER SI ERES JUDIT MARTÍNEZ CLIMENT Y SI EN EL CALENDARIO PONE QUE ES EL AÑO 2030... ¿AGUANTARÁS LA TENTACIÓN?

  
    ¡BUENAS, PERSONA PRODIGIOSA! ¿QUÉ TAL ESTÁS? VENGA, SÉ SINCERA... ¿CUÁNTO TIEMPO HACE QUE NO TE PASEAS POR EL QUE FUE EL PRIMER BLOG DE TU VIDA? ¿CUÁNTO TIEMPO LLEVAS ESPERANDO PARA PODER LEER ESTA ENTRADA QUE ESCRIBISTE CUANDO ERAS UNA JOVENZUELA? PUES, CHICA, LA ESPERA HA LLEGADO A SU FIN. HOY, COMO EN UN BUEN DÍA DE NAVIDAD, TE DIGO: «VUELVE A CASA VUELVE, VUELVE A TU BLOG. QUE HOY YA ES 2030 Y TIENES PERMISO PARA ENTRAR» ♬♪
    
    CUIDADO:

   La presente entrada del blog es totalmente distinta a todas las que su autora, o sea, yo he publicado en el mismo. Dicha entrada es bastante especial, puesto que, a diferencia de las restantes, se encuentra redactada por mí, Judit, y está dedicada al completo también a mí, Judit. Soy plenamente consciente de que todo esto puede parecer que sea propio de una persona egoísta o algo por el estilo, pero te juro que en absoluto es esa mi intención.

Explicado en otras palabras, la entrada que hoy, lunes 8 de junio del año 2020, publico tiene como principal finalidad que sea leída por mí dentro de diez años, por lo que, por vez primera, no le pediré a nadie más que a mí, pero dentro de esos diez años, que me lea. ¡Qué extraño todo! Igualmente, creo que puedo declarar que, en todas mis entradas, he intentado ser lo más personal posible, pero esta es, sin duda alguna, en la que voy a ser más yo que nunca, así que, nada, Judit, a continuación, te encontrarás a ti misma en tu máximo esplendor hace diez años. ¿Estás preparada?

Pues, siéntate y... ¿Disfruta?


    MA-DRE MÍ-A, no me lo puedo creer… Esto es demasiado fuerte para mí, de verdad.

Y es que, una vez más a lo largo de mi formación académica, me ha llevado varios días atreverme a quedarme en mi cama (sí, acuérdate, Judit; desde que comenzaste el Máster en Estudios Literarios, no solo abandonaste el ordenador de mesa para llevar a cabo los distintos trabajos de cada asignatura, sino que también te acostumbraste a sentarte junto a la almohada con la espalda apoyada en la pared, aquella que, a partir del año 2019, se convirtió en tu respaldo favorito), coger mi ordenador portátil, situarlo sobre mis piernas, abrir un nuevo documento en Word y comenzar a teclear las primeras palabras de esta nueva entrada del blog.

No sé cómo explicártelo exactamente, pero, en los últimos meses, te has dado cuenta de que cada vez es mayor en ti el conocido miedo a la página en blanco.



    Esto, durante el Grado, no te sucedía o, al menos, no recuerdas que fuera de manera tan acusada: ahora te resulta verdaderamente complejo iniciar cualquier actividad, por mínima que quizás parezca, puesto que no pares de darle vueltas en tu mente a qué puedes redactar en dicha actividad, qué enfoque le vas a dar a la misma, qué puedes añadir o realizar para que sea especial o distinta a las anteriores que ya has confeccionado e incluso entregado al profesor o profesora correspondiente, y un largo etcétera.

Es un desastre y solo espero, si te soy completamente sincera, que hayas podido superarlo cuando sea que me estés leyendo.




    Es una sensación horrible, porque paulatinamente te percatas de que, al final, la persona que más barreras o, lo que es lo mismo, obstáculos te está poniendo eres tú misma: Judit, te exiges más de lo que, a lo mejor, se te pide o incluso se espera de ti (a ver, no tengo ni idea de si esta afirmación será o no cierta, pero tendré que consolarte de alguna manera, ¿vale?) y ya sabes cuál es el tópico latino que, en las últimas semanas, no dejas de repetir a todas las personas con las que hablas: tempus fugit.



    El tiempo va transcurriendo hasta que llegas al punto de que tienes que realizar el trabajo en cuestión sí o sí y, claro, te pones a teclear con más inseguridades que nunca, sin haber logrado una idea clara y rezando a quien sea necesario para que lo que estás haciendo sea válido y guste a tu futuro lector o lectora, aunque sea un poco.

En ese preciso punto es en el que te hallas en este momento, amiga, así que a saber lo que puede salir de aquí…



    Tú, no te asustes; solo disfruta, ríete contigo y de ti misma (tus locuras y tu modo de redactar) y deja que, si lo sientes, aflore alguna lagrimita en tus ojos al recordar que hace diez años que escribiste esto, y al invadir tu cuerpo y, sobre todo, tu interior una más que inmensa nostalgia.

Chica, piensa un momento…

¡Hace diez años de todo esto!

MA-DRE MÍ-A, otra vez…



  Por aquel entonces, estabas cursando el Máster en Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas, estabas entrando en el nivel de máximo agobio al comprobar que (anda, ¡qué casualidad!) nuevamente el tempus fugit y cada vez disponías de menos horas para concluir y entregar todos tus trabajos (cuando entraste en el mundo de la Universidad, odiabas los meses de mayo y junio con todas tus fuerzas), estabas CONFINADA (vamos, lo que significa, literalmente, estar encerrada en tu casa debido a una pandemia que ha paralizado al mundo entero y que nos ha hecho atravesar una de las peores situaciones de nuestra vida) y, lo más importante, solo (repito, SOLO) tenías veintitrés años.

Tía, ¡que eras veinteañera!


  Venga, te dejo unos segundos para que llores lo más grande al recordar la increíble sensación que era que todos y todas tus familiares, así como conocidos y conocidas te dedicaran oraciones del tipo «ay, estás en la flor de la vida», «¡qué joven eres, por favor!», «quién pillara tu edad para empezar de nuevo», «tienes toda la vida por delante: aprovéchalo, disfruta, equivócate, aprende, haz lo que quieras, que para eso eres joven», etc.



    Ahora todo eso ha cambiado.

Ahora eres una treintañera (repito: una TREINTAÑERA; así no vamos nada bien; ¿qué te ha pasado? Con lo que tú eras…).

Ahora las oraciones que la gente te dice una y otra vez por la calle (porque el lado positivo de que el tempus fugit constantemente es que ya puedes salir a la calle, a diferencia del momento en el que escribiste esta entrada de tu blog, porque esa es otra… ¿Qué clase de fantasía era esa de que tenías un blog junto a tus compañeras de clase llamado, ellas siempre humildes, Las Blogueras Prodigiosas y una vez conseguiste hasta más de doscientas cincuenta visitas con tu trabajo sobre Miki Núñez? Oye, espero que lo siguieras empleando una vez que acabara el curso, porque, si no, te voy a dar…) son bien distintas.

Ahora no paras de escuchar lo siguiente: «anda, no te había conocido… Por favor, tú, cuando me veas, salúdame, porque estás tan mayor ya que no sé ni quién eres», «bueno, ¿y dónde estás trabajando?», «¿estás soltera? Luego a luego te veo comprando unos cuantos gatos… ¿Lo pillas?», «¡ah! ¿Tienes pareja? Vaya… Y, ¿cuándo le vas a dar un nieto o una nieta a tus padres? Que con treinta y tres años estás en el mejor momento… Chica, no seas tonta, que es lo más bonito del mundo mundial»…




¡Ah!

¡Para ya!

Año 2020, vuelve, por favor, vuelve.


    Ya, lo entiendo y soy plenamente consciente de que eso es imposible, pero...

¿Sabes qué?

Tampoco pasa nada.

    Supongo que, por muchos años que transcurran y por mucho que la sociedad avance a lo largo de los mismos, a todas aquellas personas a las que les gusta hablar de los y las demás y controlar la vida de todo el mundo o que simplemente es cotilla por naturaleza lo continuará siendo y, Judit, tendrás que lidiar con esa gente, pero siempre con una sonrisa, ya que, como un buen día dijo Isabel Pantoja (¡oh! Hace tanto ya de ese momento televisivo), «dientes, dientes, que es lo que les [fastidia] (sí, ojalá, cuando me leas, sigas sin decir palabrotas)».



    No obstante, vayamos a lo más relevante, al auténtico motivo por el que hoy, nada más comenzado el año 2030, has accedido a esta entrada del blog.

Diez años atrás, el profesor José Rovira Collado estableció como una de las prácticas de su asignatura llevar a cabo una cápsula del tiempo y tú no te lo podías creer.

¿Quién te iba a decir a ti a tus diez años de edad que, en el 2020, a tus veintitrés años, participarías en una de ellas?



    Fue sencillamente increíble y, en el preciso instante en el que el citado profesor os lo comunicó tanto a ti como a tus compañeros y compañeras de clase a través de su clase virtual con la aplicación de Google Meet, sentiste una enorme melancolía.

Y es que, como bien dijo tu compañera Paloma en la propia clase, «Judit, eso de la cápsula del tiempo salía en un capítulo de la serie de Zoey 101».



    Jo, sí que te dejaste conocer en ese Máster: en efecto, según tus recuerdos, la primera ocasión en la que oíste hablar de la existencia de una cápsula del tiempo fue viendo en Antena 3 el referido segundo episodio de la segunda temporada de la que fue, es y será una de tus series favoritas, Zoey 101.

Por aquel entonces, pensabas que jamás tendrías la oportunidad de realizar algo tan semejante, tan divertido y tan guay como aquello.

Por aquel entonces, pensabas que crear y enterrar una cápsula del tiempo era algo que solo sucedía y se realizaba en la televisión; en definitiva, para ti, era algo que estaba completamente fuera de tu alcance, ciencia ficción.


    Tu nostalgia al recordar dicho episodio fue tan grande que estuviste literalmente cuatro días buscándolo en Internet, pero no lo encontrabas en su versión castellana. Ahora bien, como eres tan cabezona, no te rendiste y acabaste encontrándolo.


¿Te lo viste entero?

Así es.

¿Te lo descargaste?

Así es.

¿Seleccionaste los fragmentos más destacados del episodio y los publicaste en un solo vídeo en tu canal de YouTube para que puedas disfrutar volviéndolos a ver y recordándolos ahora, diez años después?

Así es también y aquí lo tienes, todo para ti:





    Sin embargo, como se tiende a declarar coloquialmente todavía en el inicio de una nueva década, la realidad siempre supera a la ficción y, por eso, el pasado lunes, día 8 de junio de 2020, cogiste un papel y un portaminas rojo pasión (¡qué antigua tú!) para escribirte a ti misma un aviso que colgaste en la estantería de tu antigua habitación y en la que ponía lo siguiente: «¿Ha llegado ya el 2030? Entonces, felicidades, porque lo primero que tienes que hacer hoy es acceder a tu entrada de Las Blogueras Prodigiosas, lo que significa… ¡Desenterrar [del blog] y abrir la entrada correspondiente a tu cápsula del tiempo!».



    Cuando te enfrentaste a redactar estas mismas palabras, te resultó verdaderamente difícil decantarte por qué hacer, descubrir qué te gustaría encontrar aquí siendo diez años más vieja.

Y es que la indicación por parte del profesor de que esta entrada fuera literaria y se centrara en destacar cómo pensarías que sería la educación en un futuro te condujo a mil y una dudas. No eras una Esperanza Gracia ni un Sandro Rey como para tener la capacidad de adivinar el futuro (ya ves tú; si por no saber, ni siquiera sabías leer las huellas de las manos)…

  

¿Qué podías hacer con tu vida?



    Fue entonces cuando comenzaste a recordar todas las ocasiones en las que habías visto una cápsula del tiempo: la citada Zoey 101, las películas tituladas Señales del futuroA todos los chicos de los que me enamoré 2. P.D.: Todavía te quiero, etc. Ahora bien, lo cierto es que, finalmente, fueron nada más ni nada menos que Shinnosuke Nohara y, más en concreto, su amiga Nene quienes, en uno de los capítulos de Shin-chan, otra de tus series preferidas, te facilitaron la solución a tu enorme problema:




    Pues, sí…

Gracias a este mismo fragmento del episodio que has seleccionado y editado tú misma, se te encendió la bombilla.


    Por fin tenías una idea y solo te faltaba desarrollarla: como tiende a ser costumbre en ti, durante los siguientes días, no paraste de darle vueltas a la mente a cómo sería la carta que te gustaría leer dentro de diez años.

Ninguno de tus pensamientos logró convencerte demasiado hasta que lograste llegar a la conclusión de que lo más recomendable sería que, como dice Pablo Alborán en su más que conocida canción, fueras «tú, y tú, y tú, y solamente túúúúú… Uuuuuhhhhh…».


    Por todo ello, si sientes curiosidad por recordar cómo concebías en tu cabeza hace diez años que podría ser, ya no el mundo, sino tu propia vida en el año 2030, esta es la carta que tienes que leer sí o sí.

Te la dejo más abajo en formato PDF, puesto que deseaste escribirla de tal forma que se asemejara lo máximo posible a una carta en papel.

En ella, tan solo aparece una de las múltiples posibilidades que, a ver, no te importaría vivir en absoluto en un futuro, porque, como descubrirás a continuación, la Judit del pasado era bastante soñadora. Solo así pudo unir en una sola carta todo su mundo, en el que, por supuesto, tiene cabida la educación, con referencias a Hay una cosa que te quiero decir, Los Serrano, Raven, los Jonas Brothers, Marc Márquez, etc.


    Ojalá la Judit que me está leyendo lo continúe siendo.



    Y, después de esta carta que posiblemente constituye uno de los medios de comunicación más tradicionales, no podías dejar la que es tu última entrada (en número; no en publicación) en este blog huérfana del material que acompañó y protagonizó buena parte de tu experiencia en esta asignatura. Por supuesto, te estás refiriendo a los vídeos.

¿Cómo no ibas a grabar y editar un último vídeo en el que aparecieras tú misma enviándote un mensaje a tu yo del futuro (como en el anuncio del Banco Mediolanum)?


    Creo que ya ha quedado todo dicho,
    MILLONES DE GRACIAS, Judit, por todo,
    Un saludo,
    Judit Martínez Climent. 
  

Comentarios